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Cómo educamos para la igualdad
A pesar de que desde hace años las mujeres y los hombres tienen los mismos derechos y deberes ante la ley, la realidad es bien distinta. No hace falta irse a países del Tercer Mundo para encontrar discriminaciones, con echar un vistazo a lo que ocurre en nuestro país es suficiente. Violencia machista, peores sueldos, dificultad para acceder a los altos cargos… Aún hay mucho por hacer para lograr la igualdad real, y la educación es clave en este proceso
Diferencias entre géneros
Diferencias entre géneros
La diversidad de sexos se ha convertido en un elemento de desigualdad y discriminación en muchos contextos y ocasiones. A lo largo de la historia y aún actualmente no se ha conseguido la igualdad de oportunidades de las mujeres; igualdad referida no solo al acceso de trabajo o de educación, sino también a un tratamiento igualitario.
A pesar de que las estadísticas confirman que las chicas son más estudiosas, son los hombres los que copan los altos cargos en las empresas, en política, etc. Según el último estudio del INE, en el curso 2007-08, las mujeres representaban el 51,5% del alumnado en la enseñanza no obligatoria, en concreto, el 54,6% en Bachillerato y el 51,6% en Formación Profesional de grado superior.
En estudios superiores también son más altas las tasas de graduación de las mujeres. En el mismo curso, el 60,9% del alumnado universitario graduado de primer y segundo ciclo fueron mujeres, el 56,9% de ellas se graduó con 24 años o menos según la Estadística de la Enseñanza Universitaria en España que publica el INE.
Hasta hace unos años el paro entre las mujeres era muy superior. Sin embargo, la actual crisis ha castigado sectores tradicionalmente de hombres (como la construcción). Por eso en el periodo 2002-2009 las tasas de actividad y empleo de las mujeres experimentaron un crecimiento superior al observado en el caso de los varones. Estas cifras indican una significativa incorporación de las mujeres a la actividad económica en los últimos años.
Sin embargo, aún hay más mujeres que sacrifican sus carreras laborales por la familia. En el año 2008, según la información que proporciona la Encuesta de Población Activa, el 79,7% del total de personas ocupadas a tiempo parcial por el cuidado de personas dependientes son mujeres, y el 87,7% de ellas tienen edades comprendidas entre 25 y 44 años. La presencia o no de hijos es el condicionante de esta decisión. Así, sin la presencia de hijos, en un 63,4% de los hogares con personas entre los 25 y los 44 años ambos trabajan a tiempo completo.Este porcentaje desciende considerablemente al 38,0% si hay un hijo pequeño menor de seis años y es del 41,6% si el hijo pequeño es mayor de seis años.
También en los sueldos encontramos grandes diferencias. Según los resultados de la Encuesta Anual de Estructura Salarial 2007, el salario de los varones fue de 22.780 euros y el de las mujeres de 16.944 euros. El tipo de puesto de trabajo que se ocupa es una de las variables que más influyen en el nivel salarial. En 2007 las ocupaciones con remuneraciones más altas fueron las mismas tanto para hombres como para mujeres y en el mismo orden. En todas las ocupaciones las mujeres tienen un salario inferior al de los hombres.
En cuanto a la política, en 2009, la participación de las mujeres en los cargos ejecutivos de los nueve partidos políticos considerados es de un 31%, habiendo experimentado un descenso del 0,7% respecto a la participación del año anterior. España ocupa el cuarto lugar de la UE en participación femenina en los parlamentos nacionales. La participación de mujeres en los altos cargos de la Administración General del Estado (AGE) se sitúa casi en el 33%.
Y en las empresas, la escasa presencia de las mujeres en los órganos de decisión de la vida económica de nuestro país demuestra que la plena incorporación de las mujeres en este ámbito no se ha logrado todavía. De acuerdo con los datos publicados por la Encuesta de Población Activa del tercer trimestre del año 2009, sólo un 32,2% del total de personas en puestos directivos o de gerencia de empresa son mujeres. Hay que señalar que en el año 2009, debido a la situación de crisis económica, el total de personas que ocupan puestos de dirección y gerencia de empresas ha disminuido respecto a las cifras del año 2008.
Por último, señalar la escasa presencia de las mujeres en el ámbito de los premios, honores y distinciones, cuya finalidad última es reconocer la labor desarrollada por las personas en las diferentes disciplinas. En el año 2009, sólo el 6,5% de los académicos numerarios de las Reales Academias españolas son mujeres.
Más grave aún son los casos de maltrato en personas de distinto sexo. En lo que va de 2010, 26 mujeres han sido asesinadas por sus parejas o ex parejas. A pesar de las medidas que han adoptado los diferentes gobiernos y las comunidades autónomas para eliminar esta lacra de la sociedad, muchas son las mujeres que viven amenazadas y con miedo a los abusos de sus parejas.
En los últimos años está aumentando la violencia entre adolescentes, por lo que la prevención de la violencia a estas edades podemos considerar que es tardía, que la actuación debe realizarse antes. Es necesario que se lleve a cabo desde los primeros años.
Igualdad para todos
Para acabar con estas discriminaciones y abusos, es necesario modificar las pautas sociales y culturales de comportamiento basadas en la idea de la inferioridad o la superioridad de uno de los sexos y en la atribución de papeles estereotipados a la mujer y al hombre, así como eliminar el uso de la violencia como modo de resolución de conflictos.
El proceso de coeducación comienza en la familia y la escuela. Siendo los primeros espacios de socialización desde los cuales se compensan los desajustes de origen diverso, como aquellos que provienen de perjuicios sexistas que pueden incidir en el desarrollo de los niños en sus primeros años.
Aunque la igualdad es uno de los valores en los que se fundamentan las sociedades democráticas, con frecuencia su significado se vacía de contenido en la práctica cotidiana. “Todas y todos somos iguales”, pero igualar no significa hacer tabla rasa con la pluralidad de caracteres, seres y situaciones.
La igualdad no es la eliminación de las diferencias sino la ausencia de discriminación por la existencia de esas diferencias. Durante nuestra vida, aprendemos a comportarnos con las demás personas. Repetimos conductas que aceptamos como válidas, por costumbre, porque así nos las enseñan desde la infancia, aunque algunas de ellas se basen en prejuicios y provoquen la indefensión de quienes se muestran diferentes. Si creamos oportunidades de igualdad, avanzaremos en una sociedad más igualitaria y erradicaremos la violencia.
En los últimos años conceptos como educar en valores o en concreto educar en igualdad se han hecho la máxima de la educación formal, no obstante es difícil poner en práctica este tipo de educación, ya que los alumnos además de recibir una educación dentro de la escuela tiene una influencia educativa externa.
¿Cómo actuar?
- Lo primero y principal es dejar claro que la norma que rige todas las normas es el respeto a los demás y a uno mismo, trasladándolo a todas las áreas.
- Potenciar el autorreconocimiento positivo, para alcanzar en los años posteriores un buen grado de autoestima.
- Es muy importante el trabajo en equipo, donde se establezcan las funciones de cada miembro del grupo alternando labores tanto a niñas como a niños.
- Trabajar con el lenguaje, evitando discriminación por razón de sexo. Por ejemplo, expresiones como “los niños no lloran”, “dile a mamá que te planche la camisa”, etc.
- Explicar las diferencias físicas entre niños y niñas, diferencias que son necesarias conocer para poder eliminar estereotipos.
- Leer libros sobre la igualdad.
- Fomentar la libertad, la justicia, los valores éticos, el respeto y aprecio a las libertades y diferencias individuales y colectivas dentro de los principios democráticos de convivencia.
- Sentirse enfadado no es negativo, forma parte de los estados de ánimo de una persona, pero sí es negativo tener una reacción violenta como respuesta a esa sensación. Por ello se debe enseñar a los niños que existen otras vías posibles de reacción, como es el diálogo, la relajación,… En definitiva, enseñar a controlar nuestras reacciones.
- Normalmente son las madres las que pasan más tiempo con los hijos, son ellas las que hacen la comida, cuidan a los hijos, limpian la casa y, en la mayoría de los casos, también trabajan fuera. Esto hace que en muchos casos sean las hijas las que se encargan de más labores del hogar en comparación con sus hermanos. Hay que repartir equitativamente las tareas de la casa.
- Evitar juguetes sexistas y actividades para nuestros hijos según su sexo: los chicos al fútbol, las niñas a mamás y papás… Tienen que ser ellos los que decidan a qué les gusta jugar.
- Muchos ayuntamientos y juntas municipales imparten talleres para educar en igualdad, talleres tanto para los padres como para sus hijos.
Educando en igualdad
Educando en igualdad